domingo, 20 de marzo de 2016

ÓPERA MANÍA


BUSCANDO A NABUCCO

Autor: Raimundo Iáñez. Título: Ópera Manía. Lugar: Fundación Euroárabe. Fecha: Hasta el 24 de marzo.
Es la vida una representación escénica con un guión fijado por el gran director del mundo. Todo está escrito, deambulando el ser humano sometido al ritmo que marca la composición, cuando ésta llena de emociones el entendimiento. En la obra del granadino Raimundo Iáñez permanecen sus personajes en un orden sumiso, entonando cantos de resignación, algunos aparentemente liberadores, contenidos en el texto que deben representar. Largas filas, en un flujo cansino, anodino, gris y rígido, formadas por seres anónimos, sin rostro, similares, grandes y pequeños, repiten sin cesar el papel asignado en una realidad pulcra y armoniosa, donde la razón supera el deseo del corazón. Es un universo geométrico, cortante en sus ángulos, equilibrado y de luz monótona. La escena es relatada por el autor, colándose los cantos entre las rendijas del entramado lineal, expresados como grafías impresas en el cuadro, sin caracteres divergentes.
En otras obras se esfuma la persona sin rostro, quedando sólo la estructura de círculos y rectas, enmarcadas en un espacio organizado, de proporciones matemáticas. Interpreta el artista, de esta forma, el lirismo de la composición, el ensamblaje lógico de la nota musical, cantada por voces adormecidas. Es el reflejo del espacio racional donde transcurren las historias de los protagonistas.
Raimundo Iáñez propone una obra de estructura geométrica, sobria y relato conciso, elaborada con reducido repertorio de colorido y elementos gráficos, que repiten sus formas sin cesar, creando una visión envolvente, intrincada, reflejo de la vida en la urbe moderna. El ser humano pierde su singularidad, disolviéndose en la masa, para encajar en una configuración social basada en la lógica. Es un universo asfixiante, mostrado como una gran ópera, donde la tragedia, con su grandilocuencia, justifica el sacrificio del yo. La base íntima del trabajo de este artista la compone un mandala visual, plasmado en toda su producción plástica. Los cuadros están impregnados de la impronta de la partitura operística, sumiendo las voluntades en un océano sensitivo común, que fluyen al vaivén del ritmo, de sus arias desgarradas, o de corales convergentes.
Raimundo Iáñez es ingenioso, reflexivo y directo, consiguiendo crear piezas interesantes de contemplar.
 
 
 

 

 

 

 

 

 
 
 

 

 
 

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