Siempre que observo la obra de
Valentín Albardíaz me enfrento al color en su estado fulgurante,
rabioso, poderoso, en reorganización permanente, abierto a todas sus
posibilidades. Este artista comprendió la esencia del color, la
interpretó y manipuló para adentrarse en el universo encerrado en
su seno, de estructura informe, en el cual supo modificar los finos
haces que la componen, logrando desarrollar expresiones cromáticas
en estado dinámico permanente. Ya en su última exposición ofreció
el cromatismo en su signo descarnado, en su concepto sólo.
En esta ocasión propone esta galería el trabajo central de Valentín Albardíaz, resuelto en su configuración de esplendor, vibración chispeante de la mirada, explosión fugaz que quiere desvanecerse, mas las tonalidades imprimen su rastro en la retina, quedando expresado en un archipiélago de huellas de la paleta impresas, tocado el papel de forma ágil, intensa en su primer contacto para diluirse en su abrazo, quedando el impulso pulsante en situación estacionaria, en ondulación eterna.
Es una experiencia estética disfrutar visualmente la producción plástica de este magnífico artista, ya desaparecido en plena madurez pictórica, cuando había alcanzado aquellas cotas que permiten gozar del estado de emoción, pudiendo comprender, y describir, el brillo de la energía de la realidad aparente.
La producción artística de Valentín Albardíaz posee un lenguaje preciso, diáfano, desenvuelto en su configuración, consiguiendo desvelar los misterios que la Luz encierra.
En esta ocasión propone esta galería el trabajo central de Valentín Albardíaz, resuelto en su configuración de esplendor, vibración chispeante de la mirada, explosión fugaz que quiere desvanecerse, mas las tonalidades imprimen su rastro en la retina, quedando expresado en un archipiélago de huellas de la paleta impresas, tocado el papel de forma ágil, intensa en su primer contacto para diluirse en su abrazo, quedando el impulso pulsante en situación estacionaria, en ondulación eterna.
Es una experiencia estética disfrutar visualmente la producción plástica de este magnífico artista, ya desaparecido en plena madurez pictórica, cuando había alcanzado aquellas cotas que permiten gozar del estado de emoción, pudiendo comprender, y describir, el brillo de la energía de la realidad aparente.
La producción artística de Valentín Albardíaz posee un lenguaje preciso, diáfano, desenvuelto en su configuración, consiguiendo desvelar los misterios que la Luz encierra.
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